Los huertos urbanos reducen el número de intermediarios, lo que favorece el ahorro de transporte, envasado y almacenamiento. Así, los horticultores ganan más y la contaminación es menor.
- Mayor rendimiento de la tierra
La producción de estos huertos es hasta 15 veces más que una explotación rural, llegando a los 20 kg de alimento al año por m2.
- Idóneos para cultivar hortalizas
Son perfectas para la agricultura urbana ya que tardan muy pocas semanas en crecer.
Se calcula que la horticultura crea un empleo por cada 100 m2 de cultivo, que, además, pueden ser desarrollados por colectivos en riesgo de exclusión social.
- Aumentan la calidad alimentaria y medioambiental
Esta actividad proporciona alimentos frescos a la población, crea zonas verdes, recicla desechos municipales y refuerza a las ciudades contra al cambio climático.
- Reducen el consumo de energía
Los techos verdes en las ciudades reducen el consumo de energía del edificio, ya que mejoran su climatización gracias al aislamiento y la absorción del calor del sol. En este sentido, también ayudan a reducir el gasto en calefacción y en aire acondicionado. Así mismo, retienen el agua de la lluvia y aíslan del ruido exterior.
- Contribuyen a la mejora ambiental de las ciudades
Reducen el dióxido de carbono y mejoran la calidad del aire mediante su filtración y de la fotosíntesis. De igual forma, generan un espacio para la colonización de especies locales, promoviendo la biodiversidad.
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